Prensa

diario El Mercurio

por Daniela Silva Astorga

Santiago Chile

2023

SISTEMAS, ARTE y AZAR / El Mercurio

Lejos de los grandes temas de hoy, pero en sintonía con fenómenos y movimientos que usualmente son imperceptibles,
se ubica el artista Benjamín Ossa (1984). Su trabajo, que comienza desde una mirada sumamente atenta al entorno, transita por la incertidumbre y abre preguntas en torno a la luz, las formas, la vibración, la energía del cuerpo y los sistemas que él ha ideado para construir sus obras. Lo hizo así —al definir retículas para dibujar con círculos— cuando creaba las piezas de “Mañana es mejor”, exposición que ya está abierta en Artespacio, y que tuvo como contexto el cambio de paradigma que trajo la pandemia. “Quise hacer algo que dependiera exclusivamente de mí, y ahí apareció la oportunidad de volver al lápiz y al papel, desviándome de la lógica del taller ampliado: ese donde se trabaja con maestranzas y proveedores. Entonces,
volví a mi taller a enfrentarme a problemas sencillos, como construir una retícula y a partir de ahí la imagen.
Fue repensar, mirar y reevaluar mis sistemas productivos, como los dibujos de corte que hago con cajas de luz, y desde ahí proponer algo que me hiciera sentido. Fue la serie ‘Prólogos de dibujos para perderse’”, dice Ossa, quien fue incluido en el libro “Prime: Art’s Next Generation” (Phaidon), que destaca a 100 artistas del mundo.
Los dibujos que exhibe son abstractos y se arman según patrones, o una sucesión de movimientos. De esas obras, surgió una serie similar, pero de mayor formato, que tituló “Dibujos para perderse”. No tienen límites: se pueden producir infinitamente y el resultado siempre será distinto.

—Esas obras abstractas convocan a involucrarse y tratar de entender la fórmula. No hay tema, pero pareciera que sí hay declaración existencial. “Claro, pero tiende a pasar desapercibida en la sociedad o en la cultura en que vivimos. Tienden a verse solo desde la experiencia estética. Es que es difícil que alguien interesado en el arte político vea política en mi trabajo.
Sin embargo, mi obra es súper radical en el sentido de qué es lo que se está haciendo. O sea, me parece súper subversivo
estar, en el siglo XXI, trabajando sobre una grilla para producir imágenes que tienen que ver con lo azaroso, y destinar el tiempo capital a una cosa que es intrascendente: dibujar. Con eso uno se está poniendo en un lugar, identificándose, tomando distancia de lo otro. Funciono en el mundo del arte, tengo algunos amigos y todo, pero soy crítico frente al oportunismo. A veces siento que las manifestaciones artísticas son más coyunturales que sinceras”.

—Desde sus inicios ha trabajado a partir de los fenómenos y las energías.
¿Cómo explica ese interés?
“Es una sensibilidad particular, específica;
tiene que ver con mi forma de ser. Lo que más me gusta de eso es que las obras son capaces de agarrar al espectador y llevarlo a esa parte fenomenológica de la vida y darse cuenta de ciertas cosas. Si bien hay un discurso teórico que sostiene mi obra, existe una dimensión mucho más poética, fisiológica, de aproximación al fenómeno de la luz, al de la vida, al del cotidiano...

Mi trabajo se desarrolla de manera súper orgánica. No tengo un tema de investigación, mi obra tiene que ver con la vida misma”. Ese devenir del taller se evidencia en la exposición. Los dibujos dialogan con unas fotos que el artista tomó en
la Región de Tarapacá, de manera cenital y con una luz de mediodía. Esa serie, “Isluga”, presenta un terreno donde se ven materiales que brillan, escombros pequeños y sombras que arman una pieza más cercana a la pintura. De ahí germinaron los dibujos y sus retículas. Ossa exhibe también un conjunto de fotos de semillas que quizás están a punto de germinar (“¿y para quién?”), imágenes de sus ojos (“Los hombres te miran te quieren tomar” y un par de esculturas cinéticas
(“En un momento vas a ver que ya es la hora de volver”). Los títulos de la obras permiten inmiscuirse en su taller:
allí, mientras producía esta muestra, sonó, una y otra vez, “Cantata de puentes amarillos”, de Spinetta. “Me importa mucho más todo lo que pasó antes de esta exposición, que lo que pase ahora. Es más interesante el proceso”, afirma Ossa, quien en
mayo expondrá en París y trabaja una serie de grabados con Polígrafa. Benjamín Ossa expone su obra: sistemas, arte y azar
Su nueva muestra reúne dibujos, fotografías, esculturas y obras lumínicas que invitan a entrar en el universo creativo del taller.